"No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ellas" (Proverbios 23:4).
Dios ha pronunciado serias advertencias contra la avaricia. Dice que es «idolatría» (Col. 3:5), que ni siquiera debemos mencionar la palabra (Efe. 5:3) y que quienes aman la verdad la aborrecen (Éxo. 18:21).
Durante muchos años, «la bruja», vestida de harapos, con el cabello desgreñado y masticando una cebolla cruda, iba cada día al Chemical and National Bank para contar sus dividendos. Se encerraba en la cámara acorazada hasta que terminaba de contar sus activos, aunque para eso obligara a los empleados del banco a quedarse después de la hora de cerrar.
Pero nadie se atrevía a quejarse. La excéntrica cliente era nada menos que Hetty Creen, la legendaria «bruja de Wall Street», considerada la mujer más rica, tacaña y avariciosa de los Estados Unidos. La codicia parecía correr por las venas de la señora Creen. En su hogar, de lo único que se hablaba era de dinero. Su padre, Edward Robinson, fue tan tacaño, que una vez rehusó aceptar un cigarrillo muy fino que le ofrecieron, temeroso de que le gustara y así perdiera su gusto por los de marca muy barata que fumaba.
Los padres y los abuelos de «la bruja» habían sido riquísimos. Pero, a pesar de su enorme riqueza, preparaban comidas frugales en una vieja cocina de leña. Asimismo, usaban los fósforos más de una vez y normalmente compraban ropa de segunda mano.
«La bruja» heredó esas dos inmensas fortunas. Desde los seis años de edad ya leía y analizaba los periódicos especializados en finanzas. Además, dominaba el arte de negociar y administrar acciones y bonos financieros. Era tan tacaña que encendió las velitas de su vigésimo primer cumpleaños solamente por un instante para así poder devolverlas al almacén donde las había comprado. Para economizar, escribía cheques en hojas de papel usado, se acostaba antes de la puesta del sol para no gastar las velas con que alumbraba su casa y, para que no se desluciera, solo lavaba las partes de su ropa que se manchaban. El anecdotario popular dice que una vez pasó toda la noche buscando un sello de correos de dos centavos que se le había extraviado. Lo único que le gustaba hacer era contar su dinero y hallar nuevas formas de ganar más.
Afanarte por la riqueza te conduce a una vida vacía; siempre quieres más pero nunca te sacias. Solamente Dios puede convertir nuestro corazón egoísta en un corazón generoso. Usa las bendiciones materiales que Dios te ha dado en favor de otros.
Meditacion Matutina para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
matutina jovenes Sabías que enero 2013
Meditacion Matutina para jóvenes
"¿Sabías que..?"
Narrada por: Merari Medliz
Una cortesia de: Radio Jovenes cristianos
Para: www.recursos-adventistas.es.tl

LA BRUJA DE WALL – 1

EL HERMANO QUE MÁS INFLUYÓ
"Olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno" (Salmo 25:7).
No sé si tú has cometido errores. Yo sí; algunos que preferiría borrar de mi propia memoria y de la memoria pública. Muchas veces esto no es posible, pero déjame decirte que sí podemos «enterrarlos».
Edward Kennedy era el hermano menor en una conocida familia estadounidense en el mundo de la política que casi se fue a la ruina debido a las malas decisiones de algunos de sus miembros. El hermano mayor, John F. Kennedy, fue condecorado varias veces por su heroísmo en la Segunda Guerra Mundial, fue reconocido por su capacidad intelectual (ganó un premio Pulitzer) y fue uno de los más exitosos y queridos presidentes de la historia de los Estados Unidos. Otro hermano, Robert F Kennedy fue procurador general de la nación, un destacado líder en materia de derechos civiles y habría sido presidente si no lo hubiesen asesinado mientras los sondeos lo señalaban como candidato favorito.
Por su parte, Edward Kennedy tenía mal pronóstico. Lo expulsaron de la Universidad de Harvard durante su primer año de estudios, cuando le pidió a un compañero que hiciera un examen de español en su lugar. Se unió al ejército, pero no combatió gracias a la influencia de su padre. Fue nombrado senador a los treinta años de edad sin méritos propios, gracias al tremendo poder político de su familia. Sin embargo, su gran error ocurrió la noche del 18 de julio de 1969 en Chappaquiddick. Después de una fiesta de dudosos propósitos, el automóvil que Edward conducía volcó en un puente y su acompañante, Mary Jo Kopechne, murió ahogada. Siempre quedó la sospecha de que Edward iba borracho.
Edward no se pudo recuperar de tal error y nunca fue presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, su vida no fue un fracaso. Decidió dedicarse a luchar por los derechos de los menos afortunados. Llegó a ser conocido como el «León del Senado», en el que permaneció durante 47 años. Cuando murió, el 25 de agosto de 2009, la revista Time publicó un artículo dedicado a él titulado «The Brother Who Mattered Most» [El hermano que más influyó].
Dios está dispuesto a perdonar tus errores y enterrarlos para siempre. Te da la oportunidad de reconstruir tu vida usando tus dones y talentos en favor de otros, así como Edward en el momento más importante de su vida.
Meditacione Matutina para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez