"Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos." 1 Pedro 2:21
La palabra «light» ha ido entrando en nuestro vocabulario cotidiano sin que nos diéramos cuenta. Las amas de casa nos dejamos guiar por este término cada vez que escogemos alimentos en el supermercado, pues nos han hecho creer que los alimentos light son más fáciles de digerir.
Muchas de nosotras, sin embargo, hemos dejado que este concepto saliera de la cocina para aplicarlo también a nuestra relación con Dios. Cada vez es más común el cristianismo light, es decir, una relación con Dios ligera e impersonal, en la que basta con creer que Dios existe y rendirle honor y adoración en ocasiones especiales. ¡Qué fácil de digerir! He oído a muchas personas decir «creo en Dios y no hago mal a nadie», con la convicción de que eso es suficiente para contar con la gracia, y el favor de Dios. Sin embargo, el Señor anhela que tengamos una relación íntima con él, profunda y planificada, no superficial ni casual.
Muchos desean tener una relación con Dios sin entrega, sin compromiso, sin sacrificio; una religión que les haga sentirse bien consigo mismos y les permita seguir complaciendo sus deseos personales. La Palabra de Dios declara: «Llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír» (2 Tim. 4:3). Ese tiempo ha llegado y es ahora, cuando hombres y mujeres tratan de acomodar a Dios a su manera de vivir. Quieren que el Señor los acepte sin renunciar a sus deseos egoístas; quieren disfrutar de sus favores y cuidados y al mismo tiempo vivir descuidadamente.
Amiga, lleva a tu mesa todo lo light que encuentres en el supermercado, pero aléjate lo más que puedas de una relación light con Dios. La Palabra de Dios dice al respecto: «Hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios» (Rom. 12:1).
Tú, mujer, madre, esposa, has sido llamada a vivir con abnegación y sacrificio, dependiendo de Dios a cada paso, pues de ello depende no solamente tu salvación, sino la de tu hogar, tu matrimonio y tus hijos.
Meditacion Matutina para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
matutina mujeres Aliento para cada día enero 2013
Meditacion Matutina para la Mujer
"Aliento para cada Dia"
Narrado por: Keila Calderon
Una cortesia de: Radio Jovenes cristianos
Para: www.recursos-adventistas.es.tl
CRISTIANISMO LIGHT

DIOS TE HA LLAMADO
"Yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido." Efesios 4:1
Varias veces en mi vida he tenido que esperar una llamada. Cuando era estudiante de secundaria esperé a que me convocaran para ser parte del equipo de baloncesto, pero aquella llamada nunca llegó. Años más tarde, tras presentar mi examen de admisión, esperé a que la universidad me llamara para decirme que me aceptaban en la carrera para la que me había postulado. En otra ocasión pasé muchas horas junto al teléfono esperando recibir la llamada de alguien especial. ¡Qué desilusión cuando una llamada no llega, y qué alegría desbordante cuando se hace realidad!
Quienes han estudiado la naturaleza humana consideran que, para realizarse en la vida, toda persona necesita escuchar en algún momento el llamado de su vocación, pues es la única manera de trascender y vivir vidas con propósito. A veces pensamos que ese llamado tiene que ver con la carrera y la ocupación que desarrollaremos a lo largo de los años, y es verdad. No obstante, hay un llamado más elevado para cada ser humano, que fue propuesto por nuestro Creador y Dios.
En la medida de las capacidades que él mismo nos dio al crearnos, también nos llama para cumplir una misión, un ministerio que nos haga útiles en esta tierra y que nos prepare para la vida eterna. Debe ser motivo de alegría saber que hemos sido creadas con propósitos definidos en la mente y el corazón de Dios.
Ignoro en dónde te encuentres tú, pero sí estoy segura de que ahí donde estás hay una tarea que puedes hacer. Únicamente necesitas descubrir tu ministerio y consagrarte a él. Tendrás como aliado a Dios, quien te colmará de sabiduría y gracia. Ya sea que tu misión esté en tu hogar, en tu trabajo fuera de casa, como madre, esposa, o profesional, casada o soltera, tu Padre espera fidelidad y diligencia en el cumplimiento del deber.
Seguro que a lo largo de tu ministerio cosecharás triunfos, pero puede ser que también esté salpicado de obstáculos. Será entonces cuando tu entereza se verá puesta a prueba y tu Señor, el que te encomendó la tarea, acudirá en tu auxilio. ¡No lo dudes!
El cumplimiento de tu misión consiste en hacer todo lo que Dios espera que hagas en el lugar donde te encuentres, dejando que su Espíritu Santo y su providencia te guíen.
Meditacion Matutina para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado