Dios y la educacion
Dios y la educación
El Sistema educativo establecido por Dios desde la misma creación tenía por centro la familia, Adán como hijo de Dios, recibía la instrucción directamente de los labios de su padre Dios. Su escuela era en el más exacto sentido de la palabra, una escuela de familia, una escuela de hogar.
Después de la caída del hombre, la persona de Cristo Jesús se constituye en el representante del padre, como eslabón de unión entre Dios y el hombre. Él es el gran maestro de la humanidad, y dispuso que los hombres y las mujeres fuesen sus representantes. La familia era la escuela y los Padres los maestros.
En los días de los patriarcas, la educación prevaleció fue la que tenía como centro la familia, de esa manera las condiciones eran más favorables para el desarrollo del carácter.
Las personas que estaban bajo la dirección de Dios seguían el plan establecido desde el principio: Habitar en pequeñas comunidades, en familias. Las que no siguieron el consejo divino se edificaron ciudades y se congregaron en ellas, se gloria del esplendor, del lujo, pero el vicio y la maldad pronto inundaron no sólo la ciudad es sino también sus corazones.
Pero los hombres que se aferraba a seguir los consejos de Dios moraban en los sitios rurales, cultivaban la tierra, cuidaban de rebaños y de vacadas, su vida era independiente, llena de oportunidades para aprender, para estudiar, y para guiar a sus hijos por el camino del bien. Tal, era el método de educación que Dios quería establecer en Israel.
Como consecuencia del cautiverio en Egipto, los israelitas prácticamente olvidaron no sólo no concerniente a la educación de sus hijos, sino todo lo que tenía que viene con el verdadero Dios.
Los mismos Padres necesitaban instrucciones y disciplinas. Habiendo sido esclavos toda la vida eran incultos y degradados. Tenía un poco conocimiento de Dios. Sus mentes estaban ahora llenas de enseñanzas falsas y corrompidas por encargo contacto con el paganismo. Dios deseaba elevarlos a un nivel más alto en todos los aspectos, quería hacer de ellos una nación grande y poderosa, pero todos esos planes serían transmitidos por medio de la educación.
Todas las grandes manifestaciones del poder de Dios en la travesía por el desierto, no eran otra cosa que tratar de enseñarles el verdadero camino, la verdadera dependencia, la verdadera educación, Dios trato de impresionar los con su santidad con su poder. Pero el pueblo era tardó para aprender. Fueron muchos los años vividos en Egipto, y sus mentes estaban llenas de mucho conocimiento espurio, falso, las falsas representaciones de la deidad impresa en sus mentes, hacía de ellos hombres y mujeres, tardos para aprender del verdadero Dios, de allí que con mucha paciencia los guio a través del desierto, con amor eterno.
La anchura del santuario no era otra cosa que tratar de enseñarles el amor y la misericordia de Dios, pues por sí mismos eran impotentes para alcanzar el ideal de comprender a un Dios que los amaba, es por eso que el santuario está lleno de muchas cosas, cortinas, muebles, paredes de oro, todas didácticas para que de alguna manera pudieran entender al verdadero Dios.
¡qué maravilla escuela era esa!, Una escuela industrial en el desierto que tenía por maestro a Cristo y a sus ángeles.
Dios los envió a que colaborarán con su construcción. De ese mundo, con el trabajo y las donaciones, se les enseñaba al colaborar con Dios y con sus semejantes. Dios les enseñó lecciones de orden, de disciplina. En la administración hebrea se veía el orden y la disciplina que caracterizaba todas las obras de Dios todo era orden y limpieza. Se habían de ordenar leyes higiénicas escritas, que eran de carácter obligatorio para todos, pues contribuían para su salud y como condición para que la presencia de Dios permaneciera con ellos.
Era que la educación de Dios quería impartirles incluiría todos los aspectos de vida. Todo lo que se refería a su bienestar, a su crecimiento, era objeto de la solicitud divina. Hasta en el alimento que Dios les enviaba todos los días, se veía su especial interés, pues el Maná con que los alimentaba en el desierto era de tal naturaleza que aumentaba su fuerza física, mental y espiritual, y aunque muchos llegaron a protestar por esa alimentación, y a pesar de las penurias de la vida del desierto, no había una sola persona débil en todas las tribus.
¿Cuál es el círculo de nuestro diario vivir? ¿Cuál es el PEI de nuestras familias? ¿Quién guía y orienta nuestro caminar en el desierto?¿Queremos todavía que los planes de Dios siguen siendo los mejores y deseamos eso para nosotros y para nuestros hijos? O ¿estamos tan llenos de conocimiento de Egipto, de este mundo que nos parece que el currículo de Dios no tiene cabidad hoy en nuestro caminar? Les invitó para que durante este tiempo aprendamos un poco más del para maravilloso de Dios para nosotros sus hijos de hoy, en pleno siglo XXI.